viernes, mayo 23, 2014

Mis amigas

Me propone viajes que haremos cuando la piel se nos caiga de a poco. Cuando me dice que me llama, no me llama, y cuando no espero que me llame, me llama. Me pide, exige, que cambie la dieta. Me mira en silencio y no me cree. Le da otra vuelta a mi palabreo y me deja mudo. Cada vez que intento nuevo temas, me corrige con la cara imperturbable. Me habla cuando no estoy y cocina que da gusto. Se siente si no le pregunto cómo va la cosa. Dice que estoy mucho mejor ahora, que antes parecía un nerd. Me regala invitaciones a almorzar, con largas tardes de vino y recuerdos. Que no coma tanta sal y atenti con el whisky. Suele saber de mí cuando ni yo sé. Al borde del llanto, pero digna, me narra lo que le duele. Desaparece cada cierto rato y siempre vuelve más bonita. Se ríe de mí con toda propiedad. Me demoré un rato en dejar de extrañarla y cuando pude, puso una bandera en el patio. Me reta con sobriedad y yo agacho el moño. Sabe que la echo de menos entre 6 y 9, y solo le importa lo justo. Es linda cada mañana. Me cuida de los malos hábitos. Sabe de memoria quien soy y no acepta despistes. Antes de antes ya sabía que nos acompañaríamos hasta los deshielos. Me tironea sin sutilezas cuando me subo al pedestal. Nunca es más evidente que cuando se enoja. Más alguna vez nos supimos solos y no dijimos nada. Más de alguna vez nos supimos cerca y abrimos los brazos. No se rinde ni se detiene. Me quiere como a un hermano. No sé qué vendrá, ni cuando, pero sé que estarán ahí.

1 comentario:

Elena dijo...

Que belleza... eso es ... algo parecido al ... amor?

yo no sé.

Pero si me describieran así...

ya pues usted! vuelva!