sábado, octubre 20, 2012

Miré hacia ti


Miré hacia ti
y había una pradera infinita
y seguí mirando
miré hacia ti
inventando nuevos pasos
recogiendo historias ya contadas
miré hacia ti
buscando un lugar
y había espacios abiertos
y universos cerrados
tomas de gentes anteriores a mi
y cercos con alambres de púa
donde se adivinaban secretos castigados
y seguí mirando
perdí la mirada en acantilados donde solo cabes tú
me busqué un lugar
uno para dejarme caer
pero solo cabía de pie
y seguí mirando
en lo hondo de tus maneras
miré hacia ti
y por un rato creí dar con un sitio
pero tenía reservas nonatas
tierras prohibidas
y no pude poner mi bandera
miré hacia ti
hasta que no encontré los tuyos
y de súbito fue un portazo
empero volví a mirar
volví al umbral y hube de mirar con otros ojos
hasta que en un rincón
me desplomé con camas y petacas
ahora habito en calles pequeñas
que visitas a ratos cortos.
sin embargo miro hacia ti
aunque ahora
también
miro hacia otro lado.

Nada que decir



Hubo un tiempo en que no le importé a nadie. Hubo largos ratos en los otros tampoco me importaron. Un tiempo en que buscaba un nombre en odiosas esperas en los hospitales. Momentos eternos en que olvidé como se llamaban las cosas y las nombré a mi antojo. Así, el pan con mantequilla fue el hambre sin apellido y la sonrisa ajena una mueca fácil. Y anduve sin cuidado rascándome la cabeza entre largos brazos que no me tocaban. Hubo un tiempo donde escribía en papel de diario y dejaba la tristeza reposar en el vientre de mujeres que nunca supe si iban o venían. Los otros eran una madeja, un muro de ruidos sin movimiento y el silencio era la piedra donde poner a secar la sangre. Luego las cosas fueron hablando y reclamaron por su nombre. Así ya nadie respondía a mis gritos. No se sabían en mis palabras y fui de ojo en ojo bautizando cada letra, cada oración, cada epifanía. Y los otros me vieron desnudo y falaz. Hubo luego un tiempo donde fui visto en exceso, pero mi corazón rugía en otro cuerpo. Quise ser como ellos y me vestí de otro. Anduve entre zapatos con taco y agujas hipodérmicas besando manos hermosas como la muerte heroica. Puse mi dedo índice en esa boca (la tuya) y los otros vinieron a buscarme. Hube de votar por sus candidatos y cantar a degüello en sus templos. Me llevaron a sus vendimias y todos me vieron destrozar la uva de la soledad. Luego fui otro, según creí, hasta que llegaste tú y todo me importó un rábano.

lunes, octubre 01, 2012

HAMBRE DE VOS



La boca quebrada
y el asfalto como testigo
de besos
     que
           no vuelan.
Avenidas de ti,
     el ámbar
               que me llama
no se asoma
en estos límites,
      en la aritmética
               casual
                   de tu mirada.
Flores y arenas,
un pulso tenue
                     de olores
que se tuercen,
mariposas obcecadas
       bosquejan
             esta tarde.
Amor de fierros
                y
herrumbres,
flechas absolutas
       sobre
        la punta de la neblina
y tu huella rauda
que clama
             el aire
     de las espinas.
Soplido,
      influjo
de muelles.
Ríos de plata,
         que
orillan estos días.
Barcos
   equipajes urgentes
          que
ultrajan el hambre de vos.
Vapores
     pavores
y un país que no nos pertenece.

Y Yo
     a solas
            con
               mi
                  voz.