lunes, febrero 23, 2009

Liberar el deseo

Liberar el deseo,
ya no como un cuerpo hambriento,
liberarlo de la desolación,
condenarlo a la eternidad
en la fragua del sufrimiento.
Liberar el deseo,
liberarlo de oraciones fatuas,
de ciertos buenos infiernos,
de tardes suaves y aullidos esperables.

Liberar el deseo
de la memoria colectiva
y su sordera,
del corazón impávido
que muerde la orilla de las ganas.

Liberar el deseo,
prestar la heridas de a poco,
abrir de cuajo una promesa
y reptar a coronar la miseria.
Liberar el deseo,
matar una cópula otra vez,
encumbrar la sangre sucia
y renunciar a la salvación
del beso errante.

Liberar el deseo,
sacralizar los vinos,
sin mirar atrás.

martes, febrero 03, 2009

Carta para morderse la lengua – versión explícita

(escrita hace un tiempo, con ocasión de mis 40 años)

A los que me conocieron con chasquilla.
A los que aún esperan mis disculpas.
A los que añoran mi divagar políticamente correcto.
A los que me conocieron flaco.
A los que los escuché oportunamente y a los que no.
A los que no les hace mella mi vocabulario obeso y mordaz.
A los que he ofendido a sabiendas.
A los que les doy lata.
A los que me escrutan solemnes y asqueados.
A los que escarbo sin ninguna precaución.
A Eugenio y sus acertados desatinos.
A los que no les debo explicación alguna.
A los deudos de mi ignorancia.
A los que les prometí silencio.
A los que les ofrecí mi corazón, o sea a todos o casi.
A la María del Carmen por apurarme el tranco.
A los que no he podido olvidar.
A los que he abandonado a su suerte.
A Kike y su bondad sempiterna
A los que andan despacio por mis vacilaciones.
A los que me han dedicado sus angustias.
A los que estoy aburriendo en este preciso instante.
A los que esperan que me muerda la lengua.
A Jorge y sus porfías espeluznantes.
A los que viven días equivocados.
A los que transitan noches largas.
A los me han alejado de su vereda.
A los que sufren de amores insurrectos y no he podido cobijar.
A los que me han odiado a rabiar.
A la Teté y su ira fundamental.
A los que me han regalado sus peores momentos.
A los que trafican oportunidades.
A los muertos de pena.
A Munita y su insoportable ubicuidad.
A los que sueñan de sobra.
A los impolutos que se lavan las manos.
A los que han dejado marcas sin proponérselo.
A los sucios insufribles.
A Matías y su robusta disparidad.
A los que aman sin excusas.
A los que aman a punta de by pass.
A los que han dado con el Dios adecuado.
A mis hijos por amarme así no más.
A mis padre por su cariño sufrido.
A mis hermanos sólo por eso.
A mi madre por el amor, palabra inmensa.
A mis amigos por escogerme.
A mis enemigos, si los hay, por no dejarse ver.
A mi mujer por amarme a pesar de mi.

Gracias a todos, desde lo más hondo de mi.