jueves, octubre 09, 2008

La vida que hiede

Antes
del vino final,
apretujado en tu espalda
distingo como
se asoma,
sabedor del horror,
la culpa que hice mía
persiguiendo el destino
que me persigue,
hasta dar
con algo que no dije:
una ecuación inconclusa
dibujada
en esa mirada triste
que alguna vez
sirvió para nada.
Que fue pura casualidad
cuando te dije
eso que no oí
y no supimos escuchar.
La vida;
ese algo
que se busca
sin saber para qué
hiede desde mis ramas
grita
huye
gime
y ya no
es casualidad.