jueves, abril 23, 2009

Qué le falta al miedo para dejarnos solos?

Hasta esta orilla mansedumbre donde miramos como se nos empina el entusiasmo,
no llega el color de la pobreza, ni el cansancio de la esperanza marchita.
Hasta hoy la mentira, esa que nos apedrea el corazón, es un rumor insulso.
Hasta acá la puerta de al lado es un ojo ciego que nos mira como una rosa desnuda.

Yo te acuso de acompañar la vida con aplausos.
Yo te acuso de mirar, sólo eso... de mirar.
Yo te acuso de andar despacito mascullando rencores.

Hasta hoy el breve instante en que apretamos los puños deshechos de vergüenza,
sólo nos dura hasta el próximo semáforo.
Hasta este minuto urgente y ausente todavía hablo como una buena sombra,
sin embargo aún no pongo un pie en tus penas.
Hasta ahora sólo hemos alimentado nuestras ganas con verbos y adverbios.

Y yo que hago?

Yo me acuso de no saludar a la mañana como es debido.
Yo me acuso de bajar la cabeza y encoger los hombros.
Yo me acuso de guardar la compostura torpemente.
Yo me acuso de olvidar que alguien me necesita.
Yo me acuso de coleccionar palabras sucias.

Hasta ahora nada nos cuesta la vida, acechamos a la vera del camino ansiosos de artificios y pañuelos que nos eleven para mirarnos la nuca.
Huelga decir que nuestras bocas balbucean excusas menores, buenas voluntades mal paridas.

Y es que: Un día nos olvidamos de amar y luego nos inventamos un país donde transitamos anestesiados del llanto a la ira y donde el coraje del perdón habita un abismo insultante.
Hasta hoy la vida es una filtración vacilante que gotea sangre derramada inútilmente.

Sin embargo,
Nunca el dios del bien se fue de aquí, si miras bien está cantando junto a ti.

Yo a extender la mano.
Tú a poner el amor y a levantar las cejas.
Él a llevar las antorchas y desnudar la noche.
Ella a salvaguardar la fe, para cuando falte el empeño.
Nosotros a deshojar la pereza y abrir el abrigo.
Ustedes a reír cada vez que puedan.
Ellos también.

Después, nos pasarán la cuenta y habrá que pagar.

3 comentarios:

kany dijo...

...al miedo le falta valentía, se entiende.

Carlos Bennett dijo...

o será osadía?

Elena dijo...

un dolor de panza
un resentimiento diría mi madre




Saludo s)))