lunes, mayo 12, 2008

DISCURSO BÚFALOS AGUARDS 2005

Habrá que pagar, y nos pondrán de frente... ya verán...

No soy de fiar. No lo digo como una manera obvia de cautivar a la audiencia. Nada de eso. Lo digo simplemente para que todo lo que diga de aquí en más se tome como de quien viene; un huevón, ni menos ni más.
Hace unos años cuando de espaldas a la chimenea de imperial con una cuchara de palo a modo de micrófono soñaba a ser Lennon - o Mc Artney para evitar discusiones inútiles - y casi todos mis sueños cabían en un puño, no me imaginaba que la vida sería esto. No se piense acá que anticipo un discurso autoflagelante, nada de eso. El ejercicio es ponerle paños fríos al entusiasmo, al depresivo y al autocomplaciente, para que la cirugía que demanda el mirarse el ombligo no mute en fuegos de artificio. En efecto, decir acá que no tengo cuentas pendientes con nadie, sería un despiste morboso y lo que busco son certezas imbatibles. Por de pronto, y sólo por de pronto, vamos a no buscar explicaciones grandilocuentes. ¿ Es esta la vida que soñamos?. Ya sé, la interrogante tiende, propende, conduce, incita, propone la idea de una queja, de un lamento imberbe, pero, y en esto quiero detenerme, contiene también la no despreciable posibilidad de lo otro, de que nuestros sueños se hayan quedado esperando un adjetivo. Porque tal vez esta vida es menos de lo que soñamos, pero ciertamente mejor de lo hicimos para convertirla en soñada. No olvidemos que el sueño eterno como viene se va, en cambio la vida se queda cada día, cada hora, para tomarle el pulso, para renovarle el aire, para soñar otra vez....otra vez.
Entre los restos del naufragio de la memoria suele quedar esa minúscula entelequia que somos nosotros, no todos sino cada uno, atentos a recoger alguna verdad que se disfrace de fe, o verso, o razón, o vaya uno a saber de qué, para que nos alimente ésto que hemos nombrado nuestra manera de vivir.
Como dijo Martí, yo soy un hombre sincero. Las más de la veces un escupitajo sin importancia, las otras me lleva la pena a callar sin morir en el intento, pero tras esa herida que no muestro tiemblan las ganas profanas de vivir por doquier aunque no quede la necesaria moneda en el bolsillo y el decoro humano duerma con el estomago vacío.
Huele bien la vida y hay que salir a darle vida, aunque a veces cueste aferrarse a la orilla y haya que andar inventándole sonrisas al banco, al juez, al inoportuno de siempre o la señora – que es peor – sin tener con qué darle vida a la más mísera de las alegrías.
El dolor del más allá, el heredado, el que tomamos prestado, el que viene a ponerle nombre al día, ese temor que juega a ponernos de rodillas, y nos obliga a vivir en estado de emergencia, es un despiste que ignora que tras el sueño mal habido vive la vida que soñamos esperando que muerto el perro se acabe la rabia, aunque no haya templo donde refugiar nuestros dioses. Por esto y por mucho más, y por cada día que viene y que va, los invito a perderse en la alegría de vivir, porque todo lo que esta abajo pretende subir y viceversa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tus palabras son solamente las de una persona buscando respuesta a la pregunta que aunque no nos hagamos está presente en cadad día y como dices es difícil ponerle un adjetivo, es bueno descubrise en las palabras de otro y saber que tenemos en común esa búsqueda de ser, de identidad, de nuevas esperanzas

kany dijo...

Tus palabras,rayos x,que nos dejan en pelotas.Pura verdad.
besho