Yo debiera decirte que te quiero mucho más seguido, a veces bastaría con murmurarlo suavemente como una caricia casual pero firme, pero que quieres que le haga, uno anda paveando, y entre niños y llaves que no funcionan, uno termina por olvidar que todo cuanto ocurre cada día nos lo debemos el uno al otro. Sí, ya sé que no cuesta nada, pero a veces uno hace cosas que no quiere y no dice cosas que debiera decir, pero que va, hay tantas cosas que uno no hace bien y otras tantas que aunque uno crea que le apuntó, en algún momento igual la caga. No pretendo dármelas de macho francote, no se trata de ahora y en la hora de nuestra muerte, aquí no hay amén que valga, pero este cuento de andar rindiendo examen todos los días y a cada rato como que hincha las pelotas un poco, mal que mal uno también baila la misma cueca, y si mi pañuelo flamea menos que el tuyo que le vamos a hacer. Aclaremos también que hay tanta parafernalia tuya que sólo es pirotecnia, pero por supuesto en la línea de lo correcto, tus ruidos suenan más que los míos, o al menos así parece. Ya no sé cuantas veces dejo tonterías a medias, o torpemente quedo de pie frente a la pantalla con un gol atorado en la garganta, ¿y para qué?, ¿para hacer alguna huevada que parezca útil?, que sé yo, recoger un juguete que lleva dos horas en el mismo rincón, y mientras tú subes y bajas, aprieto cachete a mirar si algún niño habrá parido una buena excusa. ¿Qué culpa tengo yo de que no sepas descansar?, ¿Quién te pidió que lavaras hasta mis sucias intenciones?, ¿No basta acaso con un buen par de calcetines? .
Hay días en los que la vida se pone difícil, mejor dicho en que tú la haces agobiante. Sí, yo también consigo que te sientas como un vampiro con rabia, pero ahora estoy hablando yo. Aún es peor, hay días en uno preferiría masticar vidrio antes que llevar el estandarte de la reconciliación, pero también uno es huevón, huevón y huevón a medias más encima, porque como tengo baja tolerancia a la tensión, no aguanto mucho y me sorprendo buscándote con la mirada, y lo sabes y sonríes de manera altisonante, y yo debiera darte portazos, pero uno es huevón, uno es huevón porque ama, y uno ama porque es lo único que hago medianamente bien. Lo creas o no, mi amor es un homenaje a ti, mis sueños son contigo, mis pesadillas son contigo, mis horas, las malas y las buenas, son contigo, y aún cuando parezca que voy por tus lados a costalazos, cada vez que resumo el día es contigo, no sé si será suficiente, yo definitivamente no doy abasto conmigo y hay días en que debiera decir ciertas cosas, pero me salen otras, y este Sábado de modorras galopantes es sólo otro día más de niños aburridos y llaves que gotean.
miércoles, mayo 28, 2008
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6 comentarios:
Ay mi querido...las mujeres somos, al decir de freud, un continente negro.
no vaya a creer... los domingos con la propia sombra son extremadamente mucho más perniciosos, creo yo.
como vivir la muerte a cada tic, a cada tac.
mientras haya comunicación...está bien!
eso es cierto. quién es usted mano descuidada?
Oiga...haga como que sabe, que taaaanto, total como decía mi profe de antropología, el saber no tiene género.
besos cómodos
Hola Carlitos...soy lluvia...sorry...cambié nombre...es que estoy muy descuidada ultimamente
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