Yo crecí en callejones sin salida
y albóndigas caseras
entre manzanas y japoneses
que pulían mi estima
Y mis dientes.
Me trepaba en miramientos,
en árboles flacos
como la risa de las lagartijas.
Cataplasmas para la tos
y bicicletas fugaces
a la hora de la siesta.
Puñetes timoratos
y pedradas equidistantes;
salvaguardas
en la plenitud de la valentía.
Fundé a contramano
una pasión desarticulada
por los pelotazos y los rosales.
Horas de quejumbres
y derrumbes
en el infinito hijismo de mi madre.
Cargué mayorazgos y circunstancias,
como cicatrices pululantes
en la sospecha de mis primeras dudas.
Obligado al pudor,
la oscuridad fue un reto cómplice
a la hora de las plegarias
fugitivas y peristálticas.
Alquimia de mis pulmones
fue crecer a mansalva
en la vacuidad pegajosa del éxito.
Huí de los espolones, como de los gatos.
Rarezas y certezas
me alzaron hasta la hipocresía
en la premura del amor urgente.
A la izquierda
mis vecinos;
los ojos negros
pañuelo y lágrima
que reconstruyeron la ciudad
a
peñascazos.
Sumido
en la pequeña llama de mi orgullo,
la voz
no me alcanzaba
para encaramarme a ver si el mar
me traía otras palabras.
Luego - sin despistes -
cachetazos de des-amor
y huesos nuevos para crecer
sin mapas ni albañiles.
Rebeldía de los andamios.
Letras impúdicas que no supieron
de verbos
ni diluvios.
Odie las risas.
Me sobraron las moscas
y las lupas.
Recogí:
Siluetas y rodillas,
muecas candentes,
timbres infernales.
(Dónde estaban las ventanas?)
Me amaron?,
Si,
me buscaron entre los árboles,
pero yo andaba
midiendo el largo de mis uñas
con la voluntad
de un tren escarchado.
Ame?,
No lo sé,
solo rastros,
resabios de alpiste
y sudores diminutos
que no daban con las notas.
(siempre llegue tarde)
Una mañana,
que recuerdo como mi voz,
exhumé un grito
y salí a afinar los ríos,
a merodear los pianos.
Y crecí entra cantautores y estertores,
orillas de guitarra,
palabras encumbradas en semicorcheas.
La poesía me trajo a mí,
y me dibujé otra cara.
Más temprano que tarde
la vida se me vino encima
la mayoría de las veces
fue una certeza venida a menos,
otras, pelos nuevos en la espalda
y viejas puertas que ya no abrían.
Era sólo una carta de ajuste.
jueves, marzo 17, 2005
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1 comentario:
a ver si se pone en marcha, shilensi
.
.
.
.
m... yo que usté empiezo por cambiarle el título al bloguis
.
creo que allí
radica el quid
.
(valgan las rimas y el bis)
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