viernes, diciembre 17, 2004

DISCURSO DEL RECIÉN MUERTO

A mi no me vengan con luces apagadas
hace rato que se me cayeron los dientes
y no comulgo con el pecado original.
Yo digo que mejor un buen cachetazo
que andar a palos con el águila,
que no es por eludir el bulto
pero las viudas me siguen
por otras oscuras razones
que no vienen ni al caso ni al acoso.
Resulta que sufro de discernimiento eficaz
por lo cual suelo ocultar el resquemor
como quien esconde una amante con sobrepeso
y como era de esperarse
pocas veces me llaman a la pizarra.
No creo en el santo sepulcro
ni en la santísima trinidad
creo - a pie juntillas – en el pucho
antes del purgatorio
y - como no – en una buen pernil con palta.
Ahora lo tengo claro
ni yo me soporto
ni me entiendo
pero este entierro es mío
así que a otro perro con ese hueso.
He dicho.

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