viernes, junio 26, 2009

Carta inoficiosa para isabel castro*

Yo te miraba invadido por la sangre que se me trepaba por todos lados sin que pudiera evitarlo, aún no conocía el vértigo de la carne trémula, ni sabía como era que me tiritaba toda la suma de mis años. Me perdí en el anhelo de tus ojos. Me cobijé en el sueño de tus besos. Gasté lo mejor de mis ganas frente a tus ojos en blanco y negro. Defendí a fuerza de codazos mi derecho a mirarte. Postergué mi entrada a la soberbia de la sexualidad evidente. Definitivamente mis primeros esbozos fueron contigo.
Y tú sólo brincabas distante y absoluta a vista y paciencia de mi niñez en ebullición. Ahora pervivo con las ganas de robarte algunos años, o unas horas, o un pellizco de algún día largo como esta esperanza incubada desde cuando mis huesos aún no dolían.
Esto bien puede ser una torpeza, pero que más da, un deseo no cumplido es como un día sin sufrir, queda suspendido en el aire esperando mejores vientos.


*bailarina de Música Libre

martes, junio 09, 2009

Propongo huir

De
los buenos impertubables
los que tienen todo resuelto
los que no sueñan más allá de sus narices
los que cambian y creen que son otros
los que no sudan cuando miran de reojo
los que se rien a cada rato
los que lloran sin asunto
los que no cuidan la palabra
los bienvistos y los buenpartido
los horizontales que no tienen nada que perder
los verticales a buen resguardo
los recaudadores de amistades
los que coleccionan solemnidades
los que se las saben todas
los que sobrevuelan la vida ajena.